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Pedí prestada una excusa al universo,
razón para calmar mis esfuerzos.
Pedí prestado un impulso,
último recurso lírico
para no morir en desconsuelo,
ni arrastrar la locura
hasta el averno.
Tomé unas letras sueltas
e hice sonetos,
busqué rimas
y salieron versos,
armonía
y fueron elegías,
de emociones nacían alegorías.
Me afané durante horas
y fueron odas.
Caminé sobre mis letras,
construyendo un madrigal
y fui reconociendo en los versos
un manantial universal,
de locura, de sentimiento,
de dolor, de sufrimiento imperfecto,
de emoción, de mucho amor.
Un verso interno,
una excusa y un recurso
para disfrutar del
desconcierto.
Soñar, imaginar
Traerte a mi
lado, suspirar.
Caracas 14 de septiembre de 2011.
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