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Te extraño,
una verdad.
¿Y a quién le importa?
tal vez a nadie más.
En estos tiempos,
donde la virtud es retórica,
se pierde la brújula
que señala la realidad.
Y sufro por que a eso vine,
a extrañarte, aún con lasitud.
Lo que no está tan mal,
es en el sufrir donde se forja la virtud.
No importa si todo fluye,
como en una caña, un sedal
mientras las penas huyen,
en su lugar se genera paz.
Tal vez lo natural sea renunciar,
pero,
¿cómo se renuncia
a algo íntimo y constitucional?.
No se puede,
es la segunda verdad,
y existen muchas más.
No es la verdad sino la mentira la fuerza que mueve a la sociedad de nuestro tiempo.
ResponderEliminarcierto tiempos oscuros, pero mientras haya quien pregone valores y virtud, siempre habrá alguna luz, y al final la claridad vence a la oscuridad, o al menos eso debemos pensar, y no nos hemos de desanimar !, pracias por dejarte caer por aqui ! ;o)
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