Con afán
indetenible va el poeta
modelando con
su arado
el humus
maravilloso de las letras.
Dejando
caer preciadas simientes
hasta que sorprende
el tiempo de la siega,
viendo lo
fecundo de la siembra.
Donde
tiernas panojas emergían
mostrando
lo íntimo de su espíritu,
encendió
el candil con la luz,
que arde
en sus estancias.
Luz que también
muestra sombras,
que
muestra como transitar caminos
Incrustados
de cardos,
o amar en
sendas de amplios prados.
En cada
poema nos arrastra
hacía las
inquietas y ondulantes aguas
donde
flota parte de la nuestra.
Acerca tus
oídos al rumor de sus cantos
y percibes
una confesión,
poesía
sincera de rumbo cierto,
sin
inflexiones, sin malgastar palabras,
sin
adornarlas.
Obra de
sarmientos atractivos,
a veces
envuelta en pesadumbre,
a veces seducida
por el amor y sus cantos.
La mayoría
de las veces, habla su soledad
se mete en
si mismo y llora tristeza.
Así va el
poeta
sumando
sueños que llenan sus andanzas,
mientras
la inquietud borbotea de sus adentros
como el
capullo que muestra la campánula.
Así va el
poeta
amasando la
divina arcilla
haciéndose
obrero y artesano,
único
camino para llegarle al hombre
con dardo
certero, directo a los entretejidos
sentimientos
de la existencia humana.
Con afán
indetenible,
alimentado
por su constante obstinación,
va el
poeta andando,
contando vivencias
y realidades,
haciendo vivencialidades.
Caracas 09
de septiembre de 2011.
(Con
frases del prologo que para vivencialidades hizo Efraín Inaudy Bolívar)
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