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Al salir el sol,
un rezo.
Al descubrir mis
sabanas
tu cuerpo.
Del lecho tibio
al frío suelo,
del claro y
fresco amanecer
al sol intenso,
al desconcierto.
Del ruido, del
caos, del tormento
y al caer el sol,
otra vez rezo
por la victoria,
por el triunfo a
la lucha plena.
Y al llegar la
noche,
tus brazos, mis
ganas y otra vez tu cuerpo.
del calor al
regreso, al suave lienzo.
Del agite a la
calma del silencio
al sueño,
el desgate al
confort de lo cóncavo y convexo.
Hacer figura de
ambos en un cuerpo
de siempre, de
un cuántico salto al universo
y otra vez al
ciclo eterno.
Al suspiro, al
sueño, al arrepentimiento
del ciclo eterno
hacia otro intento...
Ccs 2 de
diciembre de 2010
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