y tenía olvidadas,
Imagen tomada de Pinterest |
certezas justificadas.
Aprendí que la felicidad
es constante,
que es una suma de instantes,
en recuerdos de calidad.
Aprendí que recordamos mejor
en grupo, con emoción.
Aprendí que el tiempo
no transcurre con la amistad.
Lo confirmó, nuevamente, el surrealismo de Dalí,
universal, arquetípico, en silencio,
la vida fluye perpendicular al tiempo,
entendí su dimensionalidad y su relatividad.
Recordó mi consciente, que somos psique antes de nacer,
lo que ya intuía, que lo que no vemos,
existe, independiente,
como lo sabe una madre con su hijo,
desde el vientre.
Confirmé que el calor vital, no tiene arquetipos,
sólo existe y fluye y que no hace daño,
mientras no tratemos de cambiarlo,
nos lo hacemos nosotros, al juzgarlo.
Re aprendí, que el arte vale,
más por el tiempo compartido,
por las sensaciones que despierta,
que por el metal que cuesta.
Entendí que el silencio
es el mejor vehículo,
cuando faltan las palabras,
de agradecimiento,
que no se necesitan.
Confirmé, que, instantes
de felicidad compartidos,
brillantes coloridos,
son el verdadero arte,
son nuestra naturaleza, fluida.
Con gratitud,
A Jesús y Lucía,
que no sólo nos regalaron una visita,
nos dieron un refuerzo a la vida...
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