domingo, 15 de marzo de 2015

Tempestad

Somos estrellas fugaces.
aparecemos en un sueño lejano,
inmaduros, sin saber mucho,
Imagen tomada de Pinterest
después sabiéndolo todo.

Y si logramos la madurez,
nos damos cuenta que no sabemos nada,
somos menos de una mota de polvo,
en un infinito inmenso de espacio y tiempo.

Y aún así somos el centro del universo.
Y peor aún, nos lo creemos.
cuando en realidad somos el centro,
de la insignificancia, con nuestros  problemas.

Creados por nuestros instintos básicos,
supervivencia racional, irracional,
cuando convertimos la razón
en excusas para tomar malas decisiones.

Cuando actuamos con medias razones,
nos damos cuenta tarde que  pasamos por la vida fugaces,
siendo parte de algo mayor,  tal vez no planeado, pero sí físico.
y perdimos oportunidades, puertas que se abrieron.

Y no supimos en su tiempo, que ésa era la puerta,
y pasamos lo poco que nos  queda de vida,
quejándonos, sufriendo por ésa puerta que no pasamos,
cuando estamos en otro espacio, en un universo  que creamos,
paralelo al que pudo ser y ahora deseamos.

¿Nobleza, ignorancia, avaricia,
generosidad, lujuria, castidad, ira, paciencia, gula, templanza,
soberbia, humildad, envidia, caridad, pereza, diligencia?
¿qué nos motiva, dónde nos lleva?

Microscópicos puntos en la inmensidad
del universo,  intensidad  de recuerdos,
de tiempos que pensábamos mejores,
de oportunidades perdidas, de fugaces amores,
de personas, lugares, pasillos, corredores.

De cada vez más cosas que se van,
y de cada vez más cosas que se quedan.
extraño  saber poco. por que como Sócrates,
cada vez me doy cuenta  de lo poco que sé.

Y me entero  de  ciclos que pasan, se cumplen, hasta que dejan de hacerlo,
dejan de ser ciclos en lo individual, fallecemos.
Y sabemos que la verdad se abre paso que la vida fluye, siempre lo hace,
con nosotros y a pesar de nosotros.

Que existe ésa fuerza que nos viene del sol,
un calor que llamamos amor,
cuando puede ser termodinámica,
energía que fluye abriéndose camino, siempre se abre camino,
y sabemos que hay motivos para el optimismo.

Sólo que estamos en un invierno de los que suelen
provocar destrucción, pero al final siempre renace la verdad,
puesto que viene acompañando al Tao, esencia  vital,
a pesar de las trabas que les ponemos, a pesar la maldad.

Sólo hay que esperar a  que pase la tempestad.

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