se que te imaginé,
fuiste una creación intelectual,
tal vez una necesidad.
Pero me prendí de ti,
emocionalmente,
como una sombra pálida,
en un atardecer otoñal.
Existiendo sin esperar nada,
como ún árbol,
como un príncipe
en un cuento de hadas.
A veces indignado,
a veces con rabia,
sin razón es claro,
por el deseo tirano.
Y así pasó el tiempo,
luchando y perdonando,
tu presencia -ausencia,
acostumbrado al silencio.
Que es compañero
de los recuerdos,
y no te vas, estás en mi,
no importa lo físico.
Feliz renacer, alejado de ti,
pero amando cada momento,
de un recuerdo imposible,
de lo que fué, de lo que no es.
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