intensidad blanca y pura,
sentimientos que brotan profundos...
Desde el diafragma,
hasta una imagen mental,
que por querida,
dan ganas de vivir...
De agradecer... Y entonces,
todo el dolor y el padecer
se nublan en una lágrima
traviesa, que desciende por gravedad...
Por la mejilla lentamente,
alcanza el cuello baja por dentro de la blusa y se seca...
Sobre el lado izquierdo del pecho,
donde el corazón late más fuerte...
Enviando impulsos que
seguramente sentimos,
en la distancia, de calor y luz
que generan paz y una sonrisa,
y un golpe suave de brisa.
Y en un efecto vagal, emotivo,
se saltarán un par de latidos,
una pausa un poco mas amplia,
en el bombear continuo
de unos corazones, instantáneamente abatidos...
Y eso seremos, un par de ausentes latidos,
y una sonrisa en la distancia
y en el tiempo recogidos,
ignorantes, mustios, felices y agradecidos.
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