Cada vez que salgo a mi encuentro
es lo mismo, un desconsuelo.
Atajar el ímpetu que va por un lado
y disimular la desdicha que nunca se
aquieta.
Soy un pasajero desarreglado en un
cuerpo,
que carece,
que no tiene,
que desprende.
Ya no me alcanzo en un abrazo,
me estorbo,
me desconecto,
ya no me admiro ni me aborrezco.
Me compadezco,
un cúmulo de nuevos males
en pisadas imperfectas.
Un ego desinflado, una desnutrida
vanidad
y unos huesos tiesos.
Unos gases acumulados,
una toxicidad desgraciada
un tiempo que jala, atrás, que jala
adelante
un impedimento voluntario de presente.
Un castigo mal impuesto
arcaico, un antes y un atrás
Un pretérito pluscuamperfecto
deshecho.
Calabozo 26 de diciembre de 2013
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