que desnudan sus miedos,
en el cálido roce de un contacto,
Cuerpos temerosos, temblorosos
agitados, erizados, palpitantes,
buscando el ritmo
que hace del movimiento,
una cadencia
y convierte los suspiros en halagos.
Unos cuerpos sin piel
que ya más puros
yacen vacíos y cansados
pero siguen vivos.
Unos cuerpos que ilusionados
fueron un solo cuerpo reencontrado.
Pto Ordaz, 30 de enero de 2011.
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