en el silencio de la luna,
en la soledad de un gesto.
Callada y desalmada,
sigues ahí en mi centro,
pues tu presencia aleja la miseria,
de unas certezas que esperan desatadas.
Y en ellas, siento tus ausencias,
activas en una multitud de ideas,
desbocadas, de prisas, hirientes,
desde una malhada sonrisa.
Que todo lo vale, e ilumina
sueños y esperanzas,
de su esencial quimera,
sonrisa que fluye,
en un cauce de ansias lejanas, sinceras.
Hacia un final inexorable,
de felicidad certera,
basta tu presencia calma,
dócil, sutil, espiga lejana,
germen de sentimientos,
en la luz, que es mirada
conjugada a esos labios,
ansiados y felices.
Luz de esperanza
que destella en un instante,
de un flash que ilumina constante,
la recidividante oscuridad de mi alma.
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