como las olas, vuelven y se retiran,
como las pulsaciones que mantienen la vida,
se detienen y avanzan, en un sentido,
Impreganados de maldad y de venganza,
la mediocridad no descansa.
Alimentando la oscuridad,
que es la antítesis de la paz.
Generando desazón angustias ,
miedos a los que ya deberia estar acostumbrado.
Vuelven en mi vida como los latidos,
aparecen en oscuros rincones
cuando no los espero.
Son viejos conocidos,
No los tolero.
Por mas que intento hacer lo correcto,
no es fácil, siempre me acosan,
sin denuedo.
Alimentando la oscuridad
de nuevo, mis miedos.
Los he enfrentado por todas las vías,
y si algo es certero es que siempre vuelven,
con otros rostros, otros ruegos.
Es de humanidad tener miedos,
la cobardía está en no enfrentarlos,
he aprendido a hacerlo sereno,
con constancia y sin celos.
Les gano, pero siempre vuelven
con seño.
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