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| Imagen tomada de |
certeza de cambio, que se autogenera
en una vida llena de inesperados
no lineales, te agitas en la oscuridad,
de los silencios, que la vanidad
obliga, con sus gritos y su brillo.
Razones que palpitan y se quedan
en pensamientos no dichos,
que no llegan al umbral
de ser entendidos,
a veces ni siquiera escuchados.
Viven como diamantes en cavernas,
existen pero nadie los admira,
viven pero son opacados,
por una irrealidad, a quien
no les interesan.
Irrealidad autoalimentada,
por enfoques y narrativas
post hoc, que dan motivos
que necesitamos para
intentar alejar la incertidumbre.
Hasta que la verdadera realidad
nos golpea, la incertidumbre no es evitable,
nos golpea, como un evento inesperado,
impredecible, para los contadores
de historias, que se las creen
dentro de una realidad de ilusiones,
(como la caverna de Platón).
Es cuando se toman en cuenta,
como Cisnes Negros que aparecen,
para bien o para mal,
dejando una marca después
de la cual ya no somos los mismos.
Y así evolucionamos.
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