es el precio de nacer sin un brazo,
de tener medio hemisferio atormentado.
La única certeza es la rudeza de las horas
-la espera-
La única salida es la fe con sus espasmos
-la angustia-
El encuentro de temor próximo
el susurro del destino en mis oídos,
la sentencia de un fracaso
y el augurio de un disparo.
Es lo único que hice con bríos
fue fallido, sigo vivo
Siempre me suicido por partes
-esta vez le disparé al aura-
Porto Alegre. 11 de febrero de 2014
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