Te vas, me alejo
pero tu luz queda,
como una vela en lo oscuro,
señalando el camino.
Nos alejamos con la tristeza de la partida,
pero con la alegría de estar cerca,
aunque no te vea más,
aunque la vida y la despedida nos aleje.
Sigues en mi en cada canción,
en cada sonido heredado,
en cada espacio vacío,
en el silencio de lo callado.
Y es que el recuerdo de lo sentido,
vive en mi alma, nuestra alma,
como la vida, como los valores,
como la virtud que ensañaste.
Valiente rayo, el trueno de tu partida,
por violento e inesperado,
todavía retumba en los oídos sensibles,
y en los ojos húmedos por la congoja del corazón,
que es donde reside el alma.
El espacio tiempo es relativo,
o al menos eso dicen los físicos.
por lo tanto lo es tu ausencia -presencia.
Se feliz alma libre, tu espíritu enseña
y enseñó mucho, y no queda más,
que un adiós agradecido,
hasta otro salto cuántico,
al vacío del espacio tiempo.
A mi primo que no se fue, se quedó con nosotros,
en un legado, de valor, nobleza y voluntad,
que nos ayudó a ser mejores personas,
a todos los que con él compartimos.